domingo, 16 de octubre de 2016

IV .- III Asamblea Agraria Galega

Sociedade de Agricultores de Gresande


Asamblea Agraria Galega, Monforte 1911



Despues de haber organizado en agosto de 1909 el mitin antiforal de Lalín (tratado extensamente por Manuel Igrexas en la entrega anterior) la Sociedad de Gresande aparece participando en la III Asamblea Agraria Galega, que se celebra del 13 al 15 do de agosto de 1.911, en Monforte de Lemos. Es la primera vez que un representante de una sociedad agraria de la comarca de Deza participa en estos eventos.


                      

Comité directivo III asamblea Agraria Gallega

 La III Asamblea Agraria de Galicia estuvo presidida por el ferrolano Rodrigo Sanz López. De secretarios actuaron el abogado coruñés Santiago Casares Quiroga y el perito agrónomo monfortino Victoriano Rodríguez Gómez. Participaron en ella 89 sociedades, 9 periódicos y entidades oficiales. Se renununció a la creación de una federación gallega de sociedades agrarias, (que había sido una propuesta de la anterior asamblea, celebrada también en Monforte en el mes de agosto de año anterior) y se insiste en la organización de sociedades comarcales

.Una memorable crónica de esta asamblea la escribe en la Gaceta de Galicia, del 26 de agosto de 1911, don Juan Rof Codina, ilustre veterinario y decidido agrarista, muy comprometido con los ganaderos de la Galicia de aquellos tiempos.



Castillo de Monforte 


Así de hermosa es la narración que de la participación de los de Gresande, la historia de los aforamientos, el encauzamiento del río Cabe y el devenir de la Asamblea, hace don Juan Rof Codina:

“Y en la torre del homenaje de los condes de Lemos, en aquel torreón del antiguo señor de horca y cuchillo, dueño de muchos castillos y de un lugar, de una parroquia del Ayuntamiento de Lalín, compuesto de 28 vecinos, que dicho conde había aforado a un tal Gil, arzobispo de Sevilla e inquisidor mayor del Reino, en el año ininteligible, que constaba en una carta foral que recitó ante la Asamblea el representante de Gresande, en una forma que resulta el foro tan crecido, gravoso y lioso que se hace irredimible con la ley de redención y sin ella, como demostró el paisano filósofo allí presente. Sin que los asambleístas abogados pudiesen descifrar la entraña de la consulta formulada; aquel torreón, que con mágica y arrebatadora palabra, un eminente orador gallego había pintado desde la tribuna de un mitin, recientemente celebrado, rogando el mayor respeto a sus paredes e indicando un tétrico destino; en los muros de aquella mole de piedra desde cuya cima se divisa el hermoso valle de Lemos; desde allí estuvo explicando a los acompañantes las luchas sangrientas, de que la comarca fue testigo, entre los Andrades y los Lemos, como si los estuviese contemplando, con esa retentiva potentísima del historiador y la incomparable exposición del narrador… el eco repitió al instante:¡ Empieza la Asamblea Agrícola!


Torreón Homenaxe


Y la palabra “AGRICOLA” repetida por cien voces volvió a chocar contra el muro del castillo feudal y la vibración lanzada por cien laringes al tropezar nuevamente con la pantalla granítica no conmovió lo más mínimo al vigilante contínuo, de esa comarca prodigiosa, que atraviesa perezosamente el Cabe, ese caudaloso río cuya agua no quiere despegarse del lecho que lame, que con su quietud impresionó cien retinas que al verse retratadas en su espejo han hecho levantar cien cabezas, abandonar por un momento las miserias humanas y dirigir su mirada a la vega a la planicie que le circunda y a la visión de los asambleístas ha surgido como un rayo el maíz, las patatas, las verduras, las cepas, el tojo, las plantas todas de la vega están sedientas, se mueren de sed, y esta agua, este Cabe caudaloso, sin estiaje, protesta del proceder de todos los sucesores de aquellos señores foreros que han sido incapaces de formular y exigir en nombre del que tiene hambre y sed de vivir, crecer, desarrollarse y ser útil a la humanidad, del que aprisionando en sus células millones de calorías que el sol derrama sobre la planicie, sin el cual el mundo animal no puede vivir, del vegetal que se muere, que crea la ruina del país, que es causa de que Monforte sea un pueblo cadáver por falta de unos miles de duros, que con una insignificante obra y un canal sencillísimo consiga que el agua del río salga de su lecho, se eleve como la mirada, se desparrame por la vega y lleve a la planta las tenazas con las que ha de aprisionar los millones de calorías que el sol gasta inútilmente en caldear las tierras sedientas que preside el torreón y puedan convertirse en fuerza potencial vida…

Espejismo sublime, obra magna, Asamblea memorable si la conclusión adoptada se cumple. En una nación donde se derrochan millones en obras hidráulicas gastar unos miles de duros en la canalización del Cabe para transformar un erial de 15 o 20 mil hectáreas en un jardín cuando es un programa de gobierno la política hidráulica debe ser labor de uno sólo y nosotros somos un ciento, que cada uno valemos tanto como… y todos juntos más que la política”. 
   

Eladio Rodríguez
16 de Octubre de 2016

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