Muiño de Ponte Moas
El molino es fácil de
encontrar. Llegando desde Lalín por el puente de Ponte Moas al pasarlo, en la
bifurcación Ramil Gresande, cogemos, la dirección a la derecha, hacia
Gresande. A menos de 100 metros subiendo sale un caminito a la derecha que baja
hasta el molino que está a menos de 300 metros.
Puente Ponte Moas. Bifurcación Ramil
Gresande
Se conoce desde principios del siglo pasado como Muiño de Portela, al que algunos llamaban también Molino de Gresande.
Un
poco de Historia:
A principios del siglo pasado
Manuel de Portela construye una presa y un pequeño molino en el lugar donde se
encuentra el actualmente molino de Ponte Moas. En varias ocasiones el río se
encargaba de llevarse parte de la caseta y en alguna parte de la presa.
En 1915 Antonio Toimil
González de Botos contrae matrimonio con Manuela Dobarro de Porreiros. Pensando
que montar un molino harinero era un buen negocio denuncia el tramo del río
Asneiro desde, donde terminaba el encoro del molino de Portela, unos treinta metros
abajo del puente de Ponte Moas, hasta O Requeixo donde ya existía el molino
perteneciente a los vecinos de Botos. En abril de 1922 presenta ante el
gobernador civil de Pontevedra una solicitud, acompañada de un proyecto de
molino firmado por un ingeniero de caminos y una nota aclaratoria, para desviar
500 litros de agua por segundo del río Asneiro, por su margen derecha, para
utilizarla como fuerza motriz de un molino harinero.
Uno de los planos del proyecto del nuevo molino
A
unos 30 metros del puente, por el lado de Carballude, se pueden observar, aún
hoy, algunos montones de piedras que iban destinadas a la construcción de la
presa y el molino.
Debido
a los problemas con los que se encontró, básicamente anegar los prados arriba
del puente, renuncia a la construcción de la presa y el molino y entra en
negociaciones con Manuel de Portela para comprarle su molino.
El
primero de octubre de 1924, en Prado se firma un documento de compraventa en el
que Manuel Portela Blanco vende por mil pesetas a Antonio Toimil González un
molino harinero, libre de todo gravamen, situado en el rio Asneiro más abajo de
Ponte Moas ante los testigos Eduardo Madriñán, Angel Montoto y Ramón Recemil.
Parece
que D. Antonio Toimil explota el molino de Ponte Moas durante unos tres años.
En 1927 decide vender el molino para emigrar a Argentina.
Ultima
página del documento de compra del molino por los herederos
El
19 de Julio de 1927 ante los testigos Manuel Gómez Ferradás, Manuel
Dobarro Rodríguez y Evaristo Souto Otero, D. Antonio Toimil González
y su señora Manuela Dobarro venden en dos mil pesetas, el molino de
su propiedad, que habían comprado a Manuel Portela, a un grupo de
dieciseis vecinos, encabezados por D. Eladio el cura de Gresande,
Antonio de Materio, Manuel da Cima y Manuel de Trigueiro (suegro de
Toimil) con la siguiente participación en horas cada 15 dias:
Eladio
Rodríguez Medela, para su casa de Vales, 24 horas
Antonio
González Pereiro, de la casa de Materio, 36 horas
Manuel
Dobarro, de la casa de Trigueiro de Porreiros, 36 horas
Manuel
Blanco, de la casa da Cima de Cristimil, 24 hora
Benito
Pereira, de la casa de Vales, 24 horas
José
Gil Feijoo, de la casa de Vales, 24 horas
Francisco
Pereiro, de la casa de Pereiro de Ramil, 24 horas
José
Rodríguez, de la casa de Estrela de Ramil, 24 horas
José
Pereiro Rguez. de la casa dos Curros (Ramil), 24 horas
Francisco
Pampín, de la casa do Torneiro de Ramil, 24 horas
Ramón
González Jubin, casa da Fonte de Gresande, 24 horas
Ramón
Gamallo García, de la casa de Xacobe, 24 horas
Gumersindo
García Pereiro, de Ramil, 12 horas
Florinda
González Barreira, de la casa de Puga, 12 horas
Ramón
Glez. Rguez. casa de Reboredo, 12 horas
Manuela
Fondevila, de Insua, 12 horas
El
molino estuvo funcionando hasta que en el otoño de 1932 una importante crecida
del río se lleva el tejado del molino, la parte alta de las paredes y parte de
la presa sufre también las consecuencias de la riada. Me contaba mi madre, que
en aquella fecha tenía 17 años, que la cantidad de lluvia caída fue tal que
desde arriba de Vales el agua caída había abierto un cauce de unos dos palmos
de profundidad y como dos metros de ancho, a través de los nabales y prados de
Vales. Ya en Ramil el cauce continuaba por el prado de Santomé. No quedaba nada
del muro que separaba la fuente de Ramil del prado de Estrela y en él quedaba
un cauce profundo de tierra y piedras.
En la foto de Raquel
González, en el invierno de 2006, el río llegaba al piso del molino. En este caso el molino estaría "peado"
Contaba
también mi madre que cuando estaban llegando al molino vieron que había
desaparecido el tejado y que un “fol” (saco de cuero) que habían dejado el día
anterior estaba de pie casi cubierto de agua. Del puente de Ponte Moas solo
quedaban parte de los muros de apoyo laterales y una de las vigas.
El
seis de Setiembre del año siguiente se reúnen los herederos del molino de Ponte
Moas Amalia Rodríguez Medela, Antonio González Pereiro, Manuel Blanco, Manuel
Dobarro, Benito Pereira, José Gil, Francisco Pereiro, José Mª. Souto, José
Pereiro Rodríguez, Francisco Pampín, Ramón González Jubin, Ramón Gamallo
García, Benjamín Sánchez, Ramón González Rodríguez, Gumersindo García Pereiro y
Florinda González Barreira.
En
el “Acta”, levantada al efecto, se recoge que quieren reconstruir el molino y
por esa razón la firman comprometiéndose a las condiciones para reconstruirlo:
Se
comprometen a participar en los arrastres necesarios y en las peonadas y el que
no pudiera hacerlo abonará diez pesetas por arrastre y cinco por peonada los
que tengan de 24 horas del molino, y la mitad los que tengan 12.
Se
eligen además a Antonio González Pereiro, Manuel Dobarro Vidal, José Rodríguez
Villar (mi padre) y José Pereiro Rodríguez para encargarse de recaudar el
dinero, que a cada uno le corresponda según su participación en el molino, para
hacer frente a los gastos que se vayan produciendo en dicha reconstrucción.
Ante
los testigos Marcelino González y González y Antonio Vidal Otero firman el
documento Amalia Rodríguez Medela (la letra de la firma es de mi padre),
Antonio González, Manuel Blanco, Manuel Dobarro, Camilo Rodríguez, Adolfo
Pereiro, José Mª. Souto, José Pereiro, Francisco Pampín, Ramón González, Ramón
Gamallo, Benjamín Sánchez y Gumersindo García.
El
domingo 26 de noviembre del año siguiente 1934, después de misa, Don Marcial
Diéguez Vales, cura de Gresande, acompañado de los herederos, bajaba hasta el
molino, lo bendecía y lo ponían en funcionamiento.
José da Xesta había dirigido a su equipo
en la reconstrucción del molino y en la reparación de la presa. Con dinamita
volaron parte de la roca lateral para cimentar el molino sobre la roca y abrir
un paso entre la roca y el molino, para llegar a los rodicios y quitarle
presión a las paredes del molino durante las crecidas del río. La arqueta la excavaron
en la roca y el molino lo cimentaron en la roca fuera del río. Del Castramontaz
habían traído tres piedras una para el pie y las otras dos para, una vez
desvastadas, convertirlas en muelas de moler. Con ellas se montó el molino
nuevo. Al lado se aprovecharon las piedras del molino antiguo, más pequeñas, para
cuando se quisiera utilizar. La arqueta tenía dos salidas de agua, una para
cada rodicio.
José da Xesta, que se casó luego con una
de Botos, siguió llevando la puesta a punto del molino hasta finales de los 40,
cuando se encargó del molino Montouto de Ramil.
A mediados de los años 50 el molino
pertenecía a unos 30 herederos. Unos ocho de día completo (mi casa de Vales
molía los viernes, mis abuelos de la casa de Estrela de Ramil, molían los lunes),
otros por partijas o compras tenían 12 o 6 horas.
Por
los años 60-70 el molino se fue abandonando ya que se dejaba de cocer el pan.
Con la construcción de la carretera en los años 50 y el asfaltado de los
caminos los panaderos llegaban fácilmente repartiendo por las casas el pan
recién cocido. Para moler el maíz para el ganado se empezaron a utilizar
trituradoras con motor eléctrico o enganchadas al tractor
En los primeros años de este siglo, con ayuda
de los fondos FEDER, alguna subvención del ayuntamiento y de la diputación y la
dedicación de algunos vecinos se restauró el tejado, parte de las paredes, puerta,
ventana, etc.
A
finales de junio de este año he querido entrar para hacerle unas fotos y ver
como estaba el molino, pero me fue imposible. El camino de entrada era un
zarzal tupido. Bautista García me comentó que el embalse (tosta) se había roto
y que el rodicio había desaparecido (era de de hierro).
Quizas,
para poner en valor y darle utilidad a lo que queda del molino podría
plantearse trasladar las piedras de uno a la zona del Teleclub de Gresande para
conservarlas y así poder explicar a los jóvenes como funcionaban los molinos
harineros, y el rodicio del otro adaptarlo a una bomba para subir el agua del
río a una balsa grande, que se podría construir en la parte llana del monte de
Gresande, que serviría para en casos de incendio, como el del otoño del año
pasado, para que las cisternas de los tractores o los helicópteros, pudieran recoger
el agua fácilmente para acudir a apagar el incendio.
APENDICE:
Teoricamente
un molino harinero movido por agua es una máquina que utiliza la fuerza del agua
para moler el grano y convertirlo en harina para hacer el pan o dársela a los
animales. Consistía en un complejo mecanismo en el que el agua sometida a
fuerte presión chocaba con las palas (penlas) del rodicio al que obligaba a un
movimiento de rotación que a través del eje era transmitido a una piedra que
giraba (moa) sobre otra piedra fija (pie), que descuartizaba el grano que había
sido depositado en una torva (muega), que utilizaba también el movimiento del
rodicio para regular la cantidad de grano que caía.
Elementos del molino harinero hidraulico
Tosta (embalse): El
agua llegaba por el río o por el regueiro. En los molinos de regueiro se iba a
buscar el agua hasta las fuentes para que llegara la máxima cantidad al molino
y en el caso de un río un muro de piedra cortaba la corriente del río,
embalsaba el agua y en unos casos se llevaba el agua por un cauce lateral que
iba ganando altura con respecto al cauce del río o en el caso del molino de
Ponte Moas la pared, que tenía unos tres metros de altura embalsaba el agua y
mediante una compuerta se dejaba pasar a la arqueta la cantidad que se
necesitaba para mover el molino.
Arqueta: Es un
depósito cuya misión es darle presión al chorro de agua que choca con las palas
del rodicio. En los molinos de regueiro la parte final del cauce, en algunos
casos hacía de arqueta. En el del molino de Ponte Moas la arqueta tiene unos
cinco metros de largo por dos de ancho, un metro de profundidad en la compuerta
y unos tres en el fondo final de donde salían los chorros para los rodicios.
Billote: Una
pequeña compuerta, que se manejaba desde el compartimento del molino, abría y
cerraba el paso del agua por un tubo que formaba un chorro que al chocar con
las palas del rodicio movia todo el mecanismo. El grosor del tubo variaba por
la cantidad de agua que llegaba al molino y a esa cantidad se adaptaba el tamaño
de la muela. En el caso del molino de Ponte Moas el villote del molino antiguo
era más delgado que el del molino grande.
Penlas: Son
las palas o cazoletas donde bate el agua con fuerza y que da movimiento a todo
el mecanismo. Solían ser de madera o de hierro fundido. Recuerdo de pequeño,
con mi amigo Florentino y con mi hermano Amalio, en el prado de Moas, como
jugábamos con el agua a los molinos. En esta época cogíamos una castaña, le
hacíamos un agujero en el centro y le pasábamos un palo para apoyar el molinete
que hacíamos clavando en la castaña palitos en los que habíamos ensartado
castañas de las laterales del erizo vacías, con una caña hacíamos que el agua
cayera en la pala y el molinete, que tenía seis-ocho palas, se movía
velozmente.
Rodicio: Uno
de los elementos más importantes, transforma la fuerza-peso del agua, que da en
las palas, en movimiento circular. El conjunto rodicio está formado tres
piezas: las penlas, la mesa y el eje.
Mesa: El
rodicio, en el centro de su eje por abajo tiene una aguja, que normalmente es
de hierro o metal sobre la que gira en la mesa donde se apoya. La mesa
generalmente es de piedra (un canto rodado) pero también puede ser de madera.
En el caso del molino de Ponte Moas ambas mesas eran de cuarzo que estaban
montados sobre una gruesa losa de pizarra que desde el recinto del molino y a
través de un tornillo sin fin se podían levantar o bajar, lo que a la hora de
moler la harina podía ser más gruesa o más fina.
Eixe: Es un
palo de madera o de hierro que desde el rodicio transmite el movimiento de
rotación a la muela y a los mecanismos que hacen caer el grano. En los molinos
de regueiro también se llamaba “Touso”. En el caso del molino de Ponte Moas el
del molino grande era de hierro y el del pequeño era de fresno.
En
esta foto de Daniel González Alén se ve el pie y la moa del milino antiguo y el
pie del molino grande y al fondo arrimada a la pared la moa.
Pê de Moa:
Piedra redonda de granito o cantería de importante grosor, fijada al suelo del
molino, con un agujero en el centro por donde pasa el eje del molino que mueve
las partes altas. Puede variar de grosor entre 40 y 80 centímetros y de
diámetro entre 70 a 90 centímetros las de regueiro y 90 a 1`20 las del río. La
parte de arriba tiene una pequeña inclinación desde el centro hacia los
laterales y unas pequeñas estrías por las que van colándose los granos para ser
descuartizados.
Buxa: Es
una pieza-tapón de madera de abedul que cierra el agujero del pie para que el
grano caiga entre las dos piedras para ser triturado y sirve también para
centrar el eje antes de encajarlo en la moa.
Segurola: Es
una pieza de hierro, en forma de barra alargada, que encaja en la moa, la fija,
le transmite el movimiento circular, hace que pueda levantarse o bajarse para
controlar el nivel del mayor o menor grosor de la harina. En ella va encajado
también el “bao”, palo delgado de hierro o madera, que servirá para comunicar
el movimiento a las partes altas del molino.
Esta
moa es de un molino de regueiro, 90 cm. de diámetro, vista desde arriba.
Moa: Es la
pieza responsable de la trituración del grano. Es una piedra redonda de granito
o cantería, de entre 15 a 25 centímetros de grosor y de un diámetro que puede
ser igual, un poco mayor o incluso un poco menor que el pie. Es redonda con
pequeñas estrías en la parte baja que entra en contacto con el grano. La zona
central tiene más separación del pie que en los laterales, para que, según va
dando vueltas, el grano se vaya triturándose cada vez más. En el caso del
molino de Ponte Moas a través de unos tornillos sin fin que unían las mesas de
ambos molinos con el piso del molino se podían separar o juntar las moas con
sus piés. La harina era más fina cuanto más junta estuviera la moa con su pie. Recuerdo
a mi padre que ponía la mano por donde salía la harina para, al tacto, ver si
le gustaba o tenía que bajar o subir la moa.
En
esta foto se ven, vista desde abajo los encajes de la moa con la segurola
Caixa: Es
una caja semicircular de madera que rodea la muela con un diámetro de unos 12
cm. mayor. Está apoyada en el pie o en el suelo del molino y tiene como función
que la harina no se esparza por el suelo del molino. Tiene una pequeña abertura
en la parte baja y delantera de la caja llamada “moente” en la que se ajusta un
saco o un “fol” para que la harina vaya cayendo en él.
Tarabela (traque): Es un
palo que desde la segorela llega hasta la punta de la quenlla a la que comunica
un pequeño movimiento para que caiga el grano y por el sonido que produce al
topar madera con madera se puede saber si el molino va rápido o lento.
Quenlla: Es
una especie de barquillo de madera que recoge el grano y que con el movimiento
que le da la tarabela va cayendo al molino. La parte delantera de la quenlla se
puede regular bajándole o subiéndola según se quiera, con un cordel enganchado
a la mueja.
Mueja: Es un
depósito de madera en forma de embudo colgado de las vigas del tejado y con una
capacidad que puede variar entre 25 y 75 kilos. Tiene una pequeña abertura en
la parte más baja por donde sale el grano para la muela. En el caso de los de
Ponte Moas unas pequeñas escaleras de madera daban acceso para subir y vaciar
los sacos de grano.
Fol: Es un
saco de piel de oveja o de cabra que se utilizaba para llevar el grano al
molino y traer de vuelta la harina para casa. Mi padre solía llevar en la yegua
dos foles de grano y volvía con los dos foles llenos y la harina que no le
cogía, ya que como harina ocupaba más espacio, en un fol más pequeño, que
colocaba en el centro de la albarda de la yegua.
Como
se elaboraba un "fol": Con motivo de alguna fiesta, celebración o banquete se mataba una oveja o una cabra. Se la quitaba, con cuidado, la piel sin romperla a la que se limpiaba de la carne o la grasa que salía con la piel. Se lavaba con agua y jabòn y se dejaba secar durante unos días. Cuando ya estaba seca con un cuchillo adecuado se la quitaba el pelo o la lana. Se sometía a un curtido durante unas semanas y se le cosían todas las aberturas excepto el pescuezo, que serviría para llenar o vaciar el "fol".
Maquía: Parte
de grano con el que se queda el molinero, que tiene un molino de maquia, como
pago por la molienda, solia ser una veinteava parte.
Pear-peado:
Palabra que se utilizaba para indicar que el molino no podía moler por una de
estas cuatro razones. a) El río ha crecido y el agua cubre el rodicio. b) Han
puesto a moler grano verde y se forma una masa pegajosa que impide el
movimiento de la muela. c) Han bajado tanto la moa que no tiene hueco para
deslizarse. Y d) no entra agua suficiente por el billote para mover el rodicio.
Mis agradecimientos a José de Materio, Bautista García, Raquel González, Javier Pampín, a mis hermanos Cholo y Amalio con los que en muchos momentos hemos dialogado sobre estos temas y uno muy especial a Daniel González Alén, que el mes pasado penetrando entre las zarzas y los arbustos, consiguió llegar al molino y hacerle unas cuantas fotos en su estado actual.
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