viernes, 3 de noviembre de 2017

A PIÑATA Historia

LA PIÑATA de Gresande-Cristimil.

Historia

La más famosa fiesta de Entroido de la comarca de Deza del último tercio del S. XIX y primero del S. XX.

Preámbulo

La fiesta de “A Piñata” que se celebraba en el campo de A Goleta, el primer domingo de cuaresma, entre los vecinos de Gresande y los de Cristimil, era la celebración del Entroido más popular y más concurrida de la comarca de Deza y uno de los más importantes “Altos dos Xenerais” de la Galicia Central.

Al Domingo de Piñata, desaparecido hace ya más de 80 años al estallar la Guerra Civil, acudían también los vecinos de las parroquias limítrofes disfrazados con trajes carnavalescos o utensilios clásicos de los diferentes oficios.

Tan sonada era la fiesta del Domingo de Piñata que los periódicos regionales incluso daban cuenta de ella. En la edición de “El Pueblo Gallego” de Vigo del 4 de marzo de 1930, se daba cuenta del programa de la fiesta de La Piñata que se iba a celebrar en el campo de “A Goleta” el domingo siguiente de aquel año.

El Pueblo Gallego de Vigo, 4 marzo 1930

Organización de la Fiesta

Esta Fiesta de Piñata, que era la escenificación de una obra de teatro al aire libre, en la que se enfrentaban la comitiva de los vecinos de Gresande a la de los de Cristimil. Cada una de las dos comitivas iban al mando de un general que era, digámoslo así, los protagonistas de la obra.

A las doce de la mañana del domingo, las comitivas formadas con un general al mando, vestido para la ocasión, montado sobre un enjaezado caballo, acompañado por sus caballeros, sus tropas de a pie, los artesanos de diferentes oficios, la banda de música y de festeros salían la de Gresande del “Campo da Festa” en Gresande y la de Cristimil del “Campo da Festa” en Mato, para reunirse ambas en el campo de A Goleta, limítrofe entre ambas parroquias. Allí escenificaban un enfrentamiento entre los dos generales, que se mantenían a lomos de sus enjaezados corceles, “Versallando”con disputas verbales. El resto de los miembros de las comitivas, adecuadamente ataviados, escuchaban y vitoreaban las ocurrencias de cada uno de los generales. Al final se hacían las paces entre ambas comitivas y se disponían a disfrutar de la fiesta. El posicionamiento de las escuadras lo describe muy bien Ester Vázquez Blanco de Mato, alumna del Instituto Ramón Aller de Lalín, en su trabajo sobre la Piñata, publicado en la revista de dicho instituto.


Tradiciones Populares. Revista Instituto Bachillerato Ramón Mª. Aller Ulloa de Lalin. A Piñata de Gresande e Cristimil. Mª. Esther Vázquez Blanco

También asistían a la fiesta otros muchos vecinos de ambas parroquias o de las limítrofes, convenientemente disfrazados, que representaban a los diferentes oficios como herreros, carpinteros, canteros, tratantes, arrieros, capadores, jamoneros, lecheros, zoqueiros, pescadores, cavadores, segadores que venían acompañados de herramientas propias de cada oficio o de animales necesarios para ello.

Cuentan los de Ramil que Manuel de Pampín estuvo un año recortando y vaciando un tronco de abedul, que luego adecuadamente pintado se convirtió en un jamón que parecía auténtico. Convenientemente vestido de jamonero lo paseaba por el campo de A Goleta y se ayudaba de un palo bien afilado para tentar los jamones de las mozas que aparecían a su paso y le gustaban.

Con motivo de la fiesta también se formaban coros que ensayando los días anteriores a la fiesta interpretaban letras compuestas para la ocasión que interpretaban con música de canciones conocidas.

Tampoco solía faltar alguien disfrazado de fraile que desde un púlpito improvisaba un sermón lleno de humor y retranca.

Tanto los versos que pronunciaban los generales como las canciones que interpretaba el coro versaban sobre temas de acontecimientos políticos o sociales de los lugares, de las parroquias, de la comarca o del estado. Curioso: en las disputas verbales entre los generales se utilizaba el idioma castellano y en las canciones del coro y en el sermón del fraile u otras actuaciones se usaba el idioma gallego.

Otro acto muy bien acogido por los festeros era el “Juicio do Entroido” en el que un vecino (en los últimos años Manolo da Lama de Mato) disfrazado, con un lacón y unos chorizos colgados llagaba en un carro al campo en donde delante de la pareja de la Guardia Civil era juzgado y cuando iba a ser condenado a muerte conseguía escaparse entre el jolgorio general.

Aunque en la Fiesta de la Piñata nunca se produjeron trastornos de orden público siempre asistían las autoridades locales de Lalín para controlar lo que se decía y la pareja de la guardia civil para mantener el orden.

La fiesta del Domingo de Piñata, a la que también concurrían tabernas ambulantes o rosquilleras, siempre terminaba con baile y diversión hasta bien entrada la noche.

Empuñadura del sable que lucía mi tío abuelo Manuel do Souto, en los años treinta como general de los de Gresande.

Historia
No se conoce el origen de la famosa Fiesta de la Piñata, de Gresande y Cristimil, en A Goleta. Como otros “Altos de Generales” de la Galicia Central los orígenes de A Piñata quizás estén en la imitación de las guerras carlistas de mediados del siglo XIX imitando los uniformes, la disciplina y las armas cambiando únicamente las peleas reales por las verbales.

El nombre de Piñata quizás se lo han dado emigrantes que regresaban de América y participaban en este festejo ya que allí se identificaba la Piñata con cualquier festejo popular.

Los versos puede que sean una imitación de los sainetes de la última mitad del siglo XIX. Los Hermanos Alvarez Quintero, Carlos Arniches o Pedro Muñoz Seca estaban de moda y se sentirían cómodos recitando alguno de los versos que en la Piñata declamaban los generales.

Sainete es una pieza dramática satírica, de carácter costumbrista y popular”. Un buen ejemplo el de Pedro Muñoz Seca e “La casa de la Juerga”:

Tengo un borrico canelo más sabio que un profesó,
con orejas de ministro y ojos de gobernaó.
Rebusna como si fuera diputao ministerial
y se come hasta el pesebre como cualquier concejal.
Yo quisiera que a mi burro lo sacaran diputao,
porque otros siendo más burros a ese puesto ya han llegao.
Pero temo que de serlo vaya a quedarme sin él,
porque como allí habrá tantos no lo voy a conocer.
Pedro Muñoz Seca: “La Casa de la Juerga”

En el año 1879, cuando el Tío Manuel de Insua funda la Banda de Música de Gresande-Sanxurdo, ya existía la Piñata. De hecho la banda fue creada para participar en la fiesta de La Piñata. Tan unida estuvo la fiesta de la Piñata a la Banda de Música y tanta importancia tuvieron ambas en Gresande y Cristimil, que los mayores de los lugares comentan que en aquella época “onde había un mozo había un músico e a maior satisfacción da que un mozo podía disfrutar era ser nombrado general dun dos bandos”. Cuando la Piñata desaparece la Banda de Música, a los pocos años también desaparece.
Comenta Daniel González Alén en su crónica sobre La Piñata, publicada en el Faro de Vigo del 25 de febrero de este año 2017: “Lástima no haber recogido años atrás los testimonios de los protagonistas, ahora todos ellos fallecidos y tener que conformarnos con las referencias de sus vecinos y descendientes, en aquella época niños, que asistieron como espectadores y que ahora aún emocionados recuerdan aquellos lejanos años”. Por eso, sigue comentando González Alén, “las primeras referencias que pudimos recoger de los vecinos de más edad nos llevan al año 1915 cuando Victorino González Peña actuaba como general de los de Cristimil antes de emigrar a Buenos Aires”. “En varios países de Sudamérica tenía tradición la fiesta del Carnaval y desde allí llegó a muchos lugares de Galicia, de Canarias y de otras zonas de España como San Sebastián o Ciudad Real mezclándose con otras tradiciones populares”.
La banda de música de Gresande-Sanxurdo amenizaba con otra más los últimos años la Piñata. La subvención de la fiesta, una parte corría a cargo de los vecinos, con cuotas que marcaba la comisión, según un baremo de posibilidades de cada uno. Otra parte se cobraba a los taberneros que acudían a la Piñata con sus carros. Otra parte llegaba de las mitades de la subasta de las limosnas del San Ramón de Gresande y del San Jorge de Cristimil incluyendo la venta de las varas de San Jorge del año anterior.

Los Protagonistas
Aunque en la fiesta de la Piñata participaban masivamente los vecinos de Gresande y Cristimil los que ostentaban el cargo de generales tenían un especial protagonismo. Así deberemos destacar, en los últimos veinte años de la fiesta, a los hermanos González Peña de Quintá, Victorino, Jesús (abuelo de nuestro amigo Daniel González Alén, Delmiro y Jaime, a Manuel de Carreira o José da Barreira, que desempeñaron el papel de General de los de Cristimil. Entre los de Gresande sabemos que los últimos que actuaron como generales en los años veinte fueron Gaspar de Vales y Manuel do Souto dabaixo (hermano de mi abuelo), y a partir del 1932 Cesáreo do Cachafeiro y Pepe de Gamalliño.


Cuatro hermanos de la familia González Peña de Quintá desempeñaron, en distintas ediciones, el generalato de los Cristimil.


Otros muchos participaron en la fiesta de la Piñata. Mi padre me hablaba de Elías de Nogueiras de Vilar que primero soltero venía desde Noceda y subía con los de Cristimil y luego de casado en Sotolongo venía desde Vilar a unirse con los de Vales. Me hablaba también de Florentino de Gamallo de Barcia que llegaba a Gresande con la gente de Outeiro, Barcia y Vilatuxe. Comentaba también mi padre que los alcaldes Cándido Soto y Manuel Ferreiro eran asiduos asistentes a esta fiesta. Con el periodista Jesús Iglesias Surribas llegó a la Piñata el impresor de Lalín Celso Carrón que se hizo un asiduo asistente y creó el personaje disfrazado de fraile que con sus astracanadas era con el “Juicio do Entroido” uno de los atractivos de la última época de la Piñata. Otra persona que asistía asiduamente a la Piñata fue José Otero Abeledo “Laxeiro”. Nacido en Botos el año 1908, que estuvo asistiendo a la escuela de Porreiros del 24 al 27, se consideraba uno más de Gresande. Comenta Daniel González Alén en el artículo del Faro de Vigo, citado anteriormente que: "Aquella mascarada y la de Botos debieron de influir en la pintura del artista lalinense de manera que el tema del Entroido aparece reflejado en su obra en numerosos lienzos”.

Agradecimientos
Tendría que citar a muchísimas personas de Gresande que me han contado anécdotas de la Piñata y seguro que algunos se quedarían en el tintero. A mi madre, que dos o tres meses antes de la fiesta recogía a Maruja de Materio, la madre de Celsa de Pedro de Vidal, e iban en ayuda de su tío Manuel do Souto con el cuaderno azul donde construían los versos con los que iba a contestar al general de Cristimil de turno. A mi padre, que algunos años subía con los de Cristimil y otros bajaba con los de Gresande, la infinidad de anécdotas que me ha contado. A Gaspar de Vales que me hizo añorar la Piñata cuando, siendo yo un niño, me contaba como disfrutaba en ella. A José de Materio, a Abel de Gamallo, a Pedro de Vidal, a Amelia do Souto, a mis tíos Manuel y José por las anécdotas que me han servido para construir esta historia. A Javier de Vales, a Lola de Nogueiras, a Antonino do Ferreiro, a Isidoro da Lama y en especial a Daniel González Alén, a Antonio Presas y a Esther Vázquez por sus investigaciones sobre La Piñata de Gresande y Cristimil.
Eladio Rodríguez

Cecilia Doporto Regueira y Antonio Vidal Neira  
Publicado el 

La campaña del año 1930, del Seminario de Estudios Gallegos en la tierra de Deza, tuvo una duración de siete jornadas de intensa investigación que van desde el domingo día 22 hasta el domingo 29 de junio. Para realizar los distintos trabajos de estudio, se desplazaron a Lalín, Cabeza de León, Taboada Roca, Joaquín Arias Sanjurjo, Otero Pedrayo, Castelao, Joaquín Lorenzo, Jesús Carro, Filgueira Valverde, Cuevillas, González García-Paz, Moralejo Laso y Fernández-Oxea. En esta campaña participó por primera vez Abelardo Moralejo Laso en la sección de filología. Vicente Risco fue uno de los miembros ausentes en esta campaña por estar disfrutando de una beca en Berlín.  Este mimo año el profesor Fraguas no asistió a esta campaña por encontrarse su madre enferma.

Sobre esta fiesta pagana del “carnaval”, dejó abundantes notas J. Lorenzo en sus cuadernos de viaje por esta comarca y lo expresaba en idioma gallego de esta forma: “Entroido: Parece que se desafían entre parroquias, cada unha procura unha comparsa o millor que pode, cantos máis oficios millor (barbeiros, aradores, etc. cacheadores  de cantinas que van con fachicos acesos e acercábanllos ás saias das mulleres, etc.), escollen un capitán que terá que ir acabalo e o millor aparellado, que poda ser o mellor vestido, con traxe militar. Presentase no campo e alí hai centinelas que dan o alto ou deixano pasar. Primeiro mandan un correio as compañias, que fala cos centinelas e piden paso. Logo cando se encontaran os dous  capitais discuten con grandes discursos, podendo ser en verso, rematando por quedar amigos, chocan as espadas, e comenza a festa dando orde cada un aos oficios que leva para que traballen, e póñense a traballar cada un no seu oficio facendo parvadas e imitando o oficio que representa.

miércoles, 25 de octubre de 2017

A PIÑATA Relato

Relato de una fiesta singular

A Piñata de Gresande-Cristimil

3 de marzo de 1936. 

Ha amanecido un día frío pero despejado. Parece que las cuarenta y ocho bombas de palenque lanzadas la noche anterior, este año desde el Campo de Gresande o les veinticuatro lanzadas esta mañana desde el campo de Mato han conseguido alejar las pocas nubes que asomaban sobre A Goleta. Este año a los de Cristimil les toca ser los anfitriones. Deberán recibir a los de Gresande en A Goleta.


Gaspar de Vales, con el uniforme del batallón de Cazadores de Melilla, que utilizó en algunas ocasiones en la Piñata en la que en siete ocasiones ejerció de general de Gresande.

Son las doce de la mañana. En el Campo de Gresande empiezan a reunirse los mozos y los caballeros que van a formar parte de la comitiva que va a acompañar al general de los de Gresande, José González García (Pepe de Gamalliño), que por segundo año comanda a los de Gresande.

A la misma hora más o menos, en el Campo de Mato, los de Cristimil se reúnen con su general, que como los dos años anteriores es Jaime, el más pequeño de los González Peña de Quintá. Su hermano Jesús, otro de los cuatro hermanos que habían ejercido de generales de Cristimil a lo largo de los años veinte, ha llegado temprano desde Filgueira, para acompañar a su hermano.

Los músicos de la banda de Gresande-Sanxurdo se han dividido para acompañar a ambos cortejos. Acompañando en la bajada hasta A Goleta a los de Gresande irán los músicos de Gresande, O Souto, Soutullo, Anseán, Oleiros, Vilela, Outeiro, Barcia, Ramil y Vales. A los de Cristimil se unirán los de Porreiros e Insua de Gresande y los de Prado, Bendoiro y Noceda, para subir con Jaime González Peña y su séquito hasta A Goleta.

En A Goleta, desde las diez de la mañana, están ya, convenientemente instalados, cinco carros taberna que sirven vino y alguna pitanza a los que van llegando para participar en el festejo. También tres rosquilleiras ofertan rosquillas y otros chuches que hacen felices a la chiquillreía.

 A las doce y media de la mañana, ya se nota animado el campo de A Goleta. La banda de A Penela ha hecho su entrada en el campo de A Goleta con los compases del Gato Montés. Con ella llega un grupo de festeros, montados unos en bien cuidadas caballerías y otros andando, muchos disfrazados de los diferentes oficios para participar activamente en la fiesta. Habían salido de Lalín temprano. En Donramiro se les unió la banda de A Penela con algunos festeros. Por el camino se les fueron uniendo después festeros de las parroquias de Botos y Donsión, que también participaban asiduamente en la Piñata, que por Pontemoas y Porreiros llegaban a A Goleta. En ese grupo llegaban entre otros la pareja de la Guardia Civil, el alcalde de Lalín Manuel Ferreiro con algunos de sus concejales, Carrón (el de la imprenta), que por la tarde vestido de fraile y subido a uno de los barriles de una de las tabernas pronunciaría en gallego un hilarante y desaprensivo sermón contando las buenas venturas del San Carnaval.

En el campo de Gresande se estaba formando un importante cortejo. Los músicos de las aldeas vecinas habían llegado bien acompañados de los vecinos que querían participar de la fiesta. Disfrazados con sus trajes militares los que iban a formar el escuadrón del general de Gresande, o vestidos con la indumentaria adecuada o aperos propios de cada oficio los que iban a representar a los artesanos de las diferentes profesiones.

Habían llegado algunos de los anteriores generales de Gresande. Con Gaspar Medela de Vales, que había desempeñado el papel de general de los de Gresande durante varios años de los años veinte, los festeros de Vales y Ramil. Con los de Vilar venía Elias de Nogueira, que de soltero había subido varios años con los de Cristimil y desde que se casó para Vilar entraba con sus amigos desde Vales. Los de Soutullo, Anseán y Oleiros habían entrado con mi tío abuelo Manuel do Souto, que también había dirigido a los de Gresande los últimos años de la década de los veinte. Los que venían de Barcia, Alfonsín, Rivela, Outeiro, Vilela y Vilatuxe, como ya era costumbre, con Florentino de Gamallo a la cabeza, fueron los últimos en llegar. Los de Gresande habían ido llegando, en pequeños grupos, al campo uniéndose a los festeros.


Guerrera que vestía Elías de Nogueiras en la Piñata que su hija Lola conserva en su casa de Vilar

Pepe de Gamalliño había mandado sacar de su casa, para invitar a sus acompañantes, dos botellas de aguardiente, cuatro botas de vino, una cesta de rebanadas de pan, una fuente de torreznos recién tostados y otra de rodajas de chorizos fritos.

Cesáreo Areán do Cachafeiro de Insua que había dirigido a los de Gresande en los primeros años treinta con los músicos y los festeros de Insua había bajado a Mato para subir con los de Cristimil y su general Jaime González Peña a A Goleta. Los de Porreiros con los de Cristimil, con Francisco da Cima, habían llegado también al campo de Mato. Con Manuel de Carreira y con José da Barreira, generales otros años de Cristimil, habían llegado los de Sanxurdo y los de Gondufe y A Barreira. A Mato habían llegado también, muchos, convenientemente disfrazados, festeros de Prado, de Bendoiro, de Noceda, de Taboada, de Cortegada e incluso de Silleda que se habían unido al cortejo de Cristimil para subir a La Goleta.

Jaime había llegado a un acuerdo con Celso, el de la taberna, para que sacara, para invitar a los de su comitiva, algunas botas de vino, pan y compango para que el camino se hiciera llevadero.

Como a la una de la tarde los de Gresande estaban preparados para bajar. Lanzaron las seis bombas de palenque que era la señal de que estaban listos. No habían pasado ni cinco minutos y lanzando sus sies bombas los de Cristimil comunicaban que estaban saliendo hacia A Goleta. En diez minutos estarían preparados para recibir a los de Gresande que tardarían un poco más en llegar.

Jaime, este año, estrenaba cabezal y silla de montar para su yegua castaña de seis pies de altura, elaborada para la ocasión por el alabardero de Prado. El vestía camisa blanca de hilo, pantalón de terciopelo negro muy ajustado, una guerrera de paño negro adornada con ribetes dorados, con botones de metal dorado tanto en la botonadura como en los bolsillos, con ojales abiertos bordados con hilo también dorado, galonada en las hombreras y con diferentes condecoraciones colgando de su pechera. Cubría su cabeza una visera también de color negro con adornos dorados con un penacho de tres plumas de urraca en su lado izquierdo. Calzaba unas botas de mediacaña de cuero negro adornadas con ribetes de metal dorado en las que ajustaba unas bonitas espuelas también doradas.

 Jaime encabezaba el cortejo de Cristimil hacia la Piñata acompañado en su subida por unos quince militares a pie y otros doce montados. Unos veinte músicos amenizaban con sus pasacalles la subida, entre ellos Manolo da Lama, que por la tarde en A Goleta haría las delicias de los festeros encarnando, convenientemente disfrazado, el personaje Entroido. Un grupo de unos treinta festeros, disfrazados de diferentes oficios artesanos y el grupo de las mozas que formaban el coro, que por la tarde actuaría en A Goleta. Les seguían también un buen grupo de chiquillos y mayores que estaban dispuestos a disfrutar en La Piñata.


Trajes militares de la sastrería Agero abundaban en las comitivas

En Gresande Pepe de Gamalliño saludaba a los que iban llegando y departía con sus vecinos. Estaba contento por el bonito día que estaban disfrutando. Iba muy elegante el general de los de Gresande. Excepto en el calzado repetía el vestuario del año anterior. Una camisa de hilo blanco asomaba por la parte más alta de su guerrera de paño azul oscura con bordes dorados. Unos botones de piel marrón cubrían unos ojales hechos con hilos dorados. Entre las condecoraciones que colgaban del pecho de su guerrera destacaba una pequeña y delgada piedra en la que se había cincelado una P y una G cruzada (su marca de cantero) ensamblada en un cuadrado metálico y que colgaba con una cinta roja, amarilla y morada (los tres colores de su bandera republicana). Un pantalón del mismo tejido que la guerrera con la raya muy bien marcada cubría la parte más alta de la bota de piel marrón que hacía pocos días le había entregado su primo el zapatero de Insua.

Cuando en Gresande se oyeron las bombas lanzadas desde el campo de Mato la comitiva del general de Gresande ya estaba formada. Pepe de Gamalliño iba bien acompañado. Unos veinticinco militares a caballo y unos pocos más a pie, entre los que destacaban los anteriores generales de Gresande Gaspar de Vales y Manuel do Souto. Gaspar vestido con el uniforme de los Cazadores de Infantería de Melilla y montado en su yegua castaña clara con las cuatro pezuñas brlancas y Manuel montando su espigado caballo castaño oscuro de crin casi negra. Los músicos uniformados interpretaban pasodobles camino de A Goleta. Dieciseis paisanos disfrazados de los diferentes oficios entre los que destacaba Manuel de Pampín y su jamón colgado del hombro, (un tronco de abedul que había partido por la mitad para vaciarlo de peso y que unidas, una vez vaciadas, las dos piezas y labrado exteriormente, imitando la imagen de un enorme jamón de treinta kilos, que bien pintado parecía un jamón real bien curado). Un buen grupo de mozas que llevaban algo preparado para cantar iban detrás. Varias señoras con sus chiquillos también se habían unido a la comitiva.

La una y media de la tarde. La comitiva de Cristimil hace su entrada en A Goleta, entre aplausos de la multitud que los esperaba.  A la entrada del Campo la banda de A Penela toma el relevo a los músicos que acompañaban a la comitiva y al ritmo de pasodoble “En Er Mundo”, que estrenan en su repertorio, la acompañan hasta el centro de A Goleta. Los músicos que acompañaban a los de Cristimil se acercan al lugar por donde van a entrar los de Gresande que van a ser acompañados por la banda completa.

No ha pasado ni un cuarto de hora y ya asoman los de Gresande. Los cuarenta y cinco músicos de la banda de Gresande-Sanxurdo están ya en formación detrás de la comitiva del general. Entre aplausos y acompañados por los compases de “El Gato Montés”, entra toda la comitiva hasta el centro de A Goleta, donde espera la comitiva de Cristimil.

Los robles que rodean el campo de A Goleta, desnudos de hojas en esa época del año, estaban ocupados por gran número de mozos entre los que se divisaba también alguna moza que se había atrevido a subir con los mozos para no perderse ripio de la función que iban a representar los generales.

Al acercarse los de Gresande sale al paso el centinela de Cristimil diciendo:

¡Alto! ¿Quién va?

Adelantándose un correo del grupo de Gresande responde:

Somos de la mascarada de Santiago de Gresande. ¿Tú quién eres?

El centinela contesta:

Yo soy el centinela que está guardando el paso. ¿Qué quereis?

El correo responde:

Queremos retar a tu general a un limpio combate para echaros de aquí. Dile que salga a medirse con mi general.

En ese momento los generales adelantan sus cabalgaduras y se colocan uno frente al otro.
Inicia el diálogo, Jaime, el general de Cristimil:

Dile a tu general, que se confiese primero,

Si va luchar en esta plaza, con un valiente guerrero.

Pepe, el de Gresande, responde:



Yo soy nieto de Gamallo, cantero de profesión

Soy el General de Gresande, nombrado para esta ocasión.

Jaime:

Representando a mi pueblo, y a toda esta región,

Protegeré esta frontera, no entrará tu batallón.

José:

Si te crees tan valiente, elige campo de guerra,

Donde rodará tu cabeza, como un balón en la tierra.

Jaime:

Defendiendo a esta tierra, hago honra a mi legado,

Anda y vete, general, me quedo con tu caballo.

José:

Desde la punta de mis pies, hasta justo mi cabeza,

Soy el general más valiente, de todas las tierras de Deza.

Jaime:

No levantes tanto la espada, que estás más tieso que Pavía,

Ya sé que tengo delante, un general canela fina.

José:

Conquisté muchísimas tierras, con los de mi escuadrón,

Por algo comenta la gente, que tengo el mejor batallón.

Jaime:

Hablas correctamente, y usas bonito acento,

Parece que te enseñaron, las monjitas del Convento.

José:

Mirad a este especímen, que me impide pasar.

Todo el día lloricando, por no poderme igualar.

Siguieron los dos generales versallando, entre aplausos de los festeros, sobre los temas de actualidad que habían sucedido en diferentes lugares de las parroquias y en el concello. Los versos que cerraron la actuación de los generales, que terminaron dándose un abrazo, fueron estos:

Jaime:

El concello este año, ha dado mucho que hablar

Eran muchos dirigentes, pocos de ellos a trabajar.

José:

A mí todo lo material, muy poco me interesa

Prefiero un buen Carnaval, que él a mí no me pesa.

Jaime:

Chocaremos nuestros aceros, juntaremos nuestras banderas,

Seremos leales amigos, en estos momentos de Guerras.

José:

Adiós Campo de la Goleta, adiós campo de la Piñata

Carnavalada como esta, no la hay en toda España

Una vez terminada la actuación de los Generales comienza el baile. Las dos bandas se turnan. La de Gresande-Sanxurdo es la que recibe más aplausos. Los pasodobles suenan en A Goleta. Gaspar de Vales, que ha traído su Gaita se une a la banda interpretando algunas Muñeiras.
Los que van disfrazados de los diferentes oficios pasean por el campo mostrando sus inventivas. Este año triunfa sin duda el traje de jamonero de Manuel de Pampín  que daba a probar, a las mozas que a él le gustaban, virutillas que iba rascando de su bonita y decorada pieza de porco celta que él babía labrado en abedul.
Los coros tanto el de Gresande como el de Cristimil, durante los descansos de las Bandas, interpretan en gallego, algunas canciones con letras que traían preparadas y que son muy aplaudidas, de las que transcribo dos ejemplos:



Dentes da miña grade,
Queixares da miña besta,
Nunca batalla ganaches,
Nin vas a gañar esta.

As mociñas de Gresande,
Todas xuntas nunha eira,
Unas cantan, outras bailan,
E outras andan a xaneira


A media tarde Carrón, o da imprenta de Lalín, disfrazado con un hábito que parecía franciscano, se sube encima del carro del taberneiro de Prado, que está situado en la parte central del campo, en el lateral de Cristimil, con su inimitable voz pronuncia un acalorado discurso contando todas las buenaventuras que acompañan a San Carnaval, que no voy a reproducir aquí, pero que fueron muy aplaudidas.

El General Pavía, con su caballo entrando en el Congreso prototipo del golpe de estado que derrocó la primera república, que solía aparecer en alguno de los versos entre los generales

Poco después entra en A Goleta, por el camino de Mato, una carreta castellana, tirada por una mula. En lo alto de la carreta Manolo da Lama, disfrazado de “Entroido”, adornados sus hombros con una buena ristra de chorizos. Es detenido por algunos festeros y llevado, para ser custodiado, ante la Guerdia Civil. Se forma un jurado popular que condena a Manolo a ser enterrado vivo entre los chorizos y con una gran losa encima. Cuando termina el juicio cuatro alguaciles le recogen para cumplir con el veredicto pero en un pequeño despiste Manolo se zafa, sube a la carreta y a buena velocidad desaparece.

 Con el estruendoso aplauso que el público le dedica al “Juicio del Entroido” termina mi crónica aunque la fiesta va a continuar hasta bien entrada la madrugada. La luna casi llena brillaba en un cielo limpio acompañando a los festeros cansados pero alegres a sus casas. Las bombas que marcarán el final de la fiesta se oyen cuando la noche se acerca a las dos de la mañana del lunes 4 de agosto.

P/D.
Nadie imaginaba en aquellos momentos que “A Piñata” de Gresande y Cristimil del 3 de Marzo de 1936 fuese la última. Más de 80 años han pasado ya. En la próxima entrega abordaré una visión histórica de la Piñata y nominaré a las personas que han aportado cosas a este tema.

Eladio Rodríguez

miércoles, 28 de junio de 2017

Banda de música de Gresande Sanxurdo

Banda de Gresande – Sanxurdo

Corrían los años 70 del siglo XIX. 11 de febrero de 1873. El reinado, en España, de Amadeo de Saboya ha terminado. La Guerra de Cuba, el estallido de la Tercera Guerra Carlista, la oposición de los monárquicos alfonsinos que aspiraban a la restauración borbónica, las diferentes insurrecciones republicanas y la división entre los partidarios a Amadeo de Saboya, a la muerte de General Prim, su principal valedor, hacen que dimita y se vaya. Ese mismo día 11 de febrero de 1873 se proclama la Primera República Española, presidida, los últimos cuatro meses, por el considerado el más elocuente orador político de España, Don Emilio Castelar y Ripoll.

El 3 de enero de 1874, un año después, el general Pavía entra con sus tropas en el Congreso de los Diputados, disuelve el Congreso y termina con la República federal y cantonal, que da paso a la república unitaria presidida por el General Serrano. El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos se pronunció desde Sagunto contra la república encabezando a un grupo de militares de alta graduación. Dos días después se restaura, con Alfonso XII la monarquía en España.

En Galicia, en las comarcas de la cuenca del río Deza-Ulla ha nacido una fiesta, (¿recuerdo quizás de las guerras carlistas que habían asolado al país?, o ¿recuerdo quizás del abrazo en Vergara, que de poco sirvió, entre Espartero y Maroto?). Una fiesta curiosa “Alto de los Generales”, que con diferentes parafernalias, se celebraba por Carnavales.

En el Campo de La Goleta, los vecinos de Gresande y Cristimil se reunían y enfrentaban verbalmente cada primer domingo de Cuaresma para celebrar “A Piñata”, un alto de los generales muy especial en el que, los dos bandos, los de Gresande y los de Cristimil, encabezados, cada bando, por uno de sus vecinos que representaba el papel de General. Pronto empezaron a acudir vecinos de las parroquias limítrofes a ver y a participar en la representación teatral y a bailar y divertirse hasta bien entrada la noche. Gaiteiros o grupos de músicos eran contratados para tal evento.

A La Piñata de 1878 acudió un pequeño grupo musical en el que estaban junto al Tío Manuel de Insua, entre otros, José da Costa de Mato, el abuelo de Farruquiño y el Estanqueiro de Gresande. Todos tocaban de oído excepto José da Costa que, en la mili, había aprendido algo de solfeo. Para participar en La Piñata acordaron organizarse como banda, ensayando en principio en Mato, en la casa de José da Costa.

El domingo, 2 de marzo de 1879, los músicos de Gresande salían del Campo da Festa de Gresande acompañando en la bajada a la Goleta al bando de Gresande y los músicos de Cristimil subían a la Goleta, desde el campo da festa de Mato, acompañando a los de Cristimil. En La Goleta se reúnen los dos bandos y los músicos que les acompañaban inician la fiesta con un corto concierto como Banda de Sanxurdo.

Aparecen noticias de la banda de Sanxurdo o de Gresande, que con ambas denominaciones se conocía, hasta el año 1905. A partir de ese año solo hay referencias de que los músicos de Gresande y los de Cristimil acompañaban a los suyos hasta A Goleta, pero como tal banda no tenía actuaciones. Sigue funcionando una academia de música en Mato en casa da Tosca, la mujer de José da Costa y otra en Gresande en casa do Estanqueiro.

Entrando en los años 20, y alrededor de los hijos de José da Costa, se reorganiza otra vez la Banda. Se consolida como una muy buena agrupación musical en competencia con las de la comarca. Aparte de las actuaciones en A Piñata y en las fiestas de Gresande, Cristimil, Barcia o Anseán, a donde pertenecían la mayoría de los músicos que la formaban, actuaban en otras principales fiestas de la comarca como Soutolongo, Vilatuxe, Botos, Donsión, Prado, Bendoiro, Noceda, Oleiros, Cortegada, Laro etc.  y en algunas importantes lejos de Gresande. Aparecen amenizando con asiduidad las fiestas de San Roque de Villagarcía, las de Forcarey, las de Acibeiro, las de Millerada, las de Silleda, las de Siador, las de Escuadro etc.

Cuenta Enrique Alvarellos en su libro Bandas de Música de Galicia que “no había fiesta de la Pascua en Sotolongo que no estuvieran presentes la banda de Sanxurdo y la de la Xesta. Que en los años 40, cuando él era niño, bajaban desfilando una tras otra, por la carretera, comenzando el pasacalles junto a la casa de Miranda, carretera abajo, hasta la iglesia”. Sigue comentando Alvarellos “los niños lo dejábamos todo ante la presencia de los músicos. La de Sanxurdo dejó para siempre grabado en nuestra mente el recuerdo de un flamante bombo de color azul fuerte. La de a Xesta utilizaba uno rojo”.

En la última época, a partir de 1919, grandes músicos dirigiron la Banda de Gresande-Sanxurdo. Después de Ramón da Costa (trompeta) hijo de José da Costa estuvieron Evaristo de Cea (saxo alto), Pedro de Badajoz (genial compositor), José Antonio de Silleda (requinto) y antes de deshacerse en 1943 Marrón de Carballiño.

Yo recuerdo a inicios de los 50 a algún grupo de músicos, en la fiesta del Santiago o San Ramón, que habían pertenecido a la banda de Gresande y que tocaban ya en otras bandas de música de la comarca.

Me ha contado alguna vez mi madre que en aquella época había muchísimos músicos “onde hay un mozo hay un músico” aunque no todos participaban en los conciertos de la banda.

Con mis amigos José de Materio, Celsa de Vidal, Isidoro Taboada Viz y mi madre, Obdulia, hemos ido recontando los músicos que tocaban en la última época en la banda. Seguro que nos faltan algunos que podéis añadir en los comentarios.

Banda de Gresande en A Goleta 1932

Raúl de López de Soutullo tocaba la Flauta y el Saxo Tenor.
Ramón da Costa de Mato tocaba la Trompeta
Antonio da Costa de Mato tocaba el Fliscorno
Manuel de Bouzas padre de los de Tallón de Insua tocaba el Fliscorno y los Platillos.
Pepe de Bouzas, antes de casar para Noceda, tocaba los Platillos.
Germán da Fonte de Gresande tocaba la Caja.
Julio de Viz de Cristimil tocaba el Clarinete y la Caja.
Rosendo de Noceda tocaba la Caja.
Ernesto da Lama tocaba la Caja.
Manolo da Lama tocaba el Bombo.
Manuel de Anseán tocaba el Clarinete, luego fundador y primer director de la banda de Vilatuxe.
Ramón de Anseán tocaba el Saxo Alto.
Adolfo Blanco da casa da Cima de Cristimil tocaba el Clarinete.
Julio Toimil de Trigueiro de Porreiros tocaba el Clarinete.
Alvaro de Vilela tocaba la Trompeta
Salvador de Vilela tocaba el Saxo Alto y la Flauta.
Alfonso Castro de la casa de Claudio de Sanxurdo tocaba el Requinto.
José Pereiro de Gresande tocaba el Requinto.
Jesús Rodríguez Glez. Gañador do Souto, tocaba el Trombón.
Jesús Surribas de Porreiros tocaba la trompeta.
Eliseo Surribas de Porreiros tocaba el Bajo y el Bombo
José de Vicentiño de Gresande tocaba el Bombardino y el Bajo.
Julio Medela de Vales tocaba el Bombardino
Servando do Tupino de Gresande tocaba el Bombardino
Victor Dobarro de Porreiros tocaba el Trombón
Mariano de Porreiros tocaba el Trombón
Manuel de Farruquiño de Oleiros tocaba el Bombardino
Antonio de Farruquiño de Oleiros tocaba el Trombón
Antonio Souto de Souto Dabaixo tocaba el Clarinete
Avelino do Cuñarro de Sanxurdo tocaba el Saxo Soprano
Julio Taboada de Outeiro de Barcia tocaba el Clarinete
Jesús de García de Outeiro de Barcia tocaba el Fliscorno
Jesús Blanco de Insua tocaba la Trompeta
Mariano Blanco de Insua tocaba el Trombón
Carmelo de Soutullo tocaba el Saxo Alto hasta que casado con Inés de Bouzas emigró a Argentina donde siguió con su carrera musical.
Hermida de Rivela de Barcia tocaba el Saxo Tenor.